Es posible que alguna vez hayas escuchado o leído el término suelo radiante. Si no sabes exactamente qué es, para qué sirve o cuáles son sus ventajas, en este artículo te damos todas las claves. En Instalfactor somos expertos en este tipo de instalación. Podemos ayudarte a implantar el suelo radiante en tu negocio o vivienda para que, de esta manera, le saques todo el partido a este sistema de climatización.
¿Qué es el suelo radiante y para qué sirve?
Llamamos suelo radiante a aquel sistema de climatización que usa uno de los paramentos de una estancia como fuente de calor. Aunque por lo general se utiliza el suelo, los sistemas radiantes también pueden alojarse en el techo o en las paredes.
En la antigüedad ya se utilizaban este tipo de sistemas para climatizar una o varias habitaciones. Uno de los precedentes del suelo radiante es el hipocausto. Se utilizó en algunas viviendas del Imperio Romano. Mediante el uso de un horno exterior, se enviaban gases calientes a diversas canalizaciones ubicadas bajo el piso. Este se levantaba sobre diversas pilas de ladrillos.
Evidentemente, el hipocausto puede considerarse un sistema muy rudimentario si lo comparamos con los suelos radiantes de la actualidad. Por ejemplo, precisaban de unos 60 cm de altura para que los gases pudieran circular. En la actualidad, el suelo radiante se instala utilizando un espacio mínimo. Con todo, estos sistemas antiguos fueron muy avanzados para su época.
El suelo radiante sirve, principalmente, como calefacción, para emitir calor y aumentar la temperatura de una estancia. Es cierto que también puede emplearse para refrigerar, aunque con menor efectividad.
¿Qué tipos de suelo radiante existen?
Existen dos tipos de suelo radiante que podemos clasificar según el sistema que se utiliza para calentar la habitación. Seguidamente te los explicamos.
Suelo radiante de agua caliente
Este sistema es muy parecido al que se utiliza en la calefacción de radiadores. Con este tipo de suelo radiante es necesario conducir el agua previamente calentada por una red de distribución. Esta está formada por un solo tubo que cubre todo el suelo haciendo meandros, de manera muy similar al curso de un río. El tubo se dispone de tal manera que queda separado entre sí mismo por poca distancia. En la imagen superior puedes ver un ejemplo.
Por lo general, las tuberías que se emplean en el sistema por agua están hechas de plástico. Bajo ellas, se instala un material aislante que evita que el calor baje hacia la planta inferior. Esto es especialmente importante en edificios con poco aislamiento y que incluyan varias viviendas.
Además de estos materiales, también se requieren otros aislamientos, fijadores para anclar el tubo, un conjunto de distribución y, finalmente, un suelo que se sitúe por encima del circuito.
Suelo radiante por electricidad
De forma parecida, también puede alimentarse un sistema de suelo radiante con electricidad. En este caso, se utilizan resistencias metálicas en vez de tubos de plástico. En ocasiones pueden estar fabricadas en fibra de carbono.
Aunque el uso de una fuente de calor distinta, en este caso electricidad en vez de agua, marca la diferencia, la instalación de este tipo de suelo radiante es muy similar. Se disponen las resistencias de forma parecida y también es necesario utilizar materiales aislantes para la zona inferior de la instalación.
De igual manera, podemos englobar en esta categoría los suelos radiantes que utilizan agua calentada con una bomba de calor eléctrica. Esta es una opción más económica.
Suelo radiante o losa radiante: ¿cuáles son sus ventajas?
La losa radiante tiene algunas ventajas que la hacen destacar por encima de otros sistemas de climatización. ¿Quieres conocerlas?
Consumo muy bajo y rendimiento excepcional
El suelo radiante tiene un consumo muy bajo, sobre todo si hablamos de sistemas con agua caliente. Una de las claves para que el impacto la factura sea mínimo es que no precisa de una alta temperatura para funcionar. En realidad, basta con calentar el sistema entre 30 y 40 grados. Estamos, por tanto, ante una climatización realmente eficiente.
Y de la eficiencia pasamos al rendimiento. Los tubos que se utilizan en este tipo de sistemas son muy delgados. ¿Qué implica eso? Que la potencia necesaria para el agua por ellos es menor.
Es compatible con energías renovables
De nuevo, la baja temperatura requerida hace que sea muy fácil alimentar un sistema de suelo radiante con energías renovables. Gracias al uso de sistemas de aerotermia y geotermia, el suelo radiante se convierte en uno de los sistemas más respetuosos con el medio ambiente.
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Elimina la necesidad de instalar radiadores
El suelo radiante no necesita tanto espacio como un sistema de calefacción convencional. De hecho, podemos verlo como una opción completamente integrada en la vivienda, que aprovecha paredes, techos y suelos. Además, no queda a la vista. Así, se elimina la necesidad de instalar radiadores que empobrecen la estética en el hogar y restan espacio.
Sensación de comodidad en casa
Por último, la sensación de comodidad que ofrece el suelo radiante es mayor. El calor se reparte de forma uniforme por toda la casa, se elimina la sensación de frialdad del suelo y evita resecar el ambiente. Con este sistema la sensación dentro del hogar es más confortable.
Tener suelo radiante en tu casa es posible
Como ya hemos analizado, el suelo radiante es una excelente opción para mejorar la sensación de confort, reducir el consumo y mejorar la eficiencia de cualquier vivienda. Evidentemente, es un sistema complejo, no tanto por su mantenimiento, sino por su instalación. Por eso, te aconsejamos contar con una empresa líder en instalaciones.
En Instalfactor te ayudamos desde el principio hasta el final del proyecto. Contacta con nosotros para informarte sin compromiso acerca de las soluciones de suelo radiante que mejor se adaptan a tus necesidades.