Colocar una caldera de calefacción es un gasto muy importante y cambiarla es una decisión que no debe tomarse a la ligera. Es por eso que mucha gente quiere saber cuánto tiempo puede durar la caldera.
A menudo se dice que la vida útil de una caldera es de diez años. Sin embargo, en promedio, suelen trabajar hasta los quince años. Además, dependiendo de cada situación concreta, los técnicos suelen encontrar calderas que han superado con creces su vida útil.
¿De qué depende la duración de la caldera?
Existen diferentes condiciones extremas que pueden afectar la vida útil de la caldera. Los principales son los siguientes.
- Instalación llevada a cabo por profesionales certificados y acreditados.
- Cuando hay suficiente presión en el circuito y el circuito está bien diseñado. Cuando la presión en el circuito de calefacción es insuficiente y hay una fuga, obligará a la caldera a realizar esfuerzos adicionales, lo que eventualmente dañaría la caldera a largo plazo. Del mismo modo, en un circuito de tubería única, la bomba de la caldera debe funcionar más.
- Nivel de agua suficiente y constante para evitar el sobrecalentamiento.
- El mantenimiento adecuado debe ser realizado por técnicos calificados, y la caldera y el equipo deben revisarse periódicamente.
¿Cómo saber si es hora de empezar a pensar en reemplazar la caldera?
Ningún factor puede decirnos con precisión cuándo reemplazar la caldera, pero existen varios indicadores que pueden proporcionarnos pistas.
- La caldera tiene una vida útil de 10 o 15 años o más. Aunque hemos visto que este no es un factor obligatorio, su antigüedad nos obliga a prestar más atención a otros indicadores. Además, el progreso tecnológico siempre nos proporcionará una mayor seguridad y un consumo inferior.
- Por lo general, en ocasiones, nos lleva mucho tiempo darnos cuenta de que nuestra caldera no funciona correctamente y no calienta el agua lo suficiente. Por lo tanto, si esto sucede, es hora de pedirle al técnico que averigüe qué está sucediendo y considere reemplazar la caldera. Porque si las fallas comienzan a volverse más comunes, especialmente si es difícil para los técnicos encontrar las piezas a reparar, significa que reemplazar la caldera en un corto período de tiempo es más rentable que continuar acumulando ingresos por reparaciones.
- Quizás estemos acostumbrados al ruido de la caldera, pero si es así, eso no es una buena noticia. Estos ruidos pueden ser la causa de averías leves, que aunque al principio sean pequeñas, pueden convertirse en averías más graves, obligándonos a sustituir la caldera.
- Las fugas de agua generalmente indican que la válvula de seguridad no funciona correctamente y un técnico puede reemplazarla fácilmente. Sin embargo, si el problema ocurre con frecuencia, puede ser una buena elección considerar reemplazar la caldera. De hecho, el agua dañará seriamente otras partes de la caldera y, por lo tanto, representará una amenaza para nuestra seguridad.
- Incluso cuando su funcionamiento es correcto, algunas calderas más antiguas no pueden garantizar un nivel adecuado de eficiencia energética. Según estimaciones realizadas, si las calderas de clase A generalmente pueden garantizar el 90% de eficiencia, las calderas de clase G no pueden alcanzar el 70%. Esto significa que por cada euro que gastamos en los recibos de gas, perdemos 0.30 céntimos, quizás sea el momento de considerar el concepto de reemplazar la caldera.